13 de diciembre de 2012

Sexo, drogas y rock and roll... la moda perpetua


Desde que al primero de los muchos "cráneos privilegiados" que en todo momento y lugar han poblado el mundo del rock se le ocurriese acuñar la tan sabida frase de "sexo, droga y rock and roll" han sido luego legión los que la han recitado a pies juntillas creyendo encontrar en aquellos tan a priori sugerentes tres conceptos un sentido a su vida.

Tantos fueron los que se empeñaron en encontrar el norte a partir de tan delirante trinidad que no pocos acabaron perdiendo la brújula en el intento. Muchos, probablemente los más inteligentes y ya sabedores de la dificultad que podría llegar a entrañar alcanzar buen puerto utilizando semejante cartografía se anticiparon a una más que segura derrota apresurándose a echar mano de aquella otra fase que decididamente compite en necedad con la anterior y que viene a decir algo así como "
vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver". Consigna nefasta, ridícula e irrisoria donde las haya.

De este modo se completaba el ácido
genoma de la estupidez. Lográndose muy probablemente a golpe de pelo largo, pantalón de campana y una pretendida actitud rompedora y seguramente transgresora a decir de algunos.

Mucho ha llovido desde entonces y siempre lo ha hecho sobre el mismo suelo mojado e impregnado de las mismas actitudes erróneas que confunden el sexo con un objeto de consumo (otro más), las drogas con el inmediato acceso hedonista y el rock and roll con una forma de vida que es lo que dice la mayoría por no saber qué otra cosa decir cuando es interpelada al respecto.

En torno a todo ello y en particular en torno al fenómeno de las drogas, se ha creado una mística irrenunciable para quienes confunden la actitud con la pose, la apariencia con aquello que se esconde incluso más allá de nuestras propias entrañas, y algo todavía más sencillo, la diversión con el escapismo.

Millones seguramente hayan sido las composiciones exitosas o no auspiciadas por semejante flema y miles los artistas embriagados por la falsa ilusión de poder acceder a partir de éstas a un estado superior y a un peldaño añadido en cuanto a creatividad se refiere. Y es que la autojustificación nunca ha dejado de estar presente entre los que prefieren hacer de ella y de su consiguiente disculpa su primer cuando no único argumento a esgrimir aplausos.

De ahí nace la
lógica de la irresponsabilidad y la cultura de la eximente. Ambas perfectamente recogidas y asimiladas por muchos de quienes por su condición seguidista tienen como principales referentes a toda esa vasta lista de majaderos de variado pelaje que prolongan el escenario hasta el último rincón de su cuarto de baño y hacen de su propio personaje una extensión de si mismos en base a conceptos tan discutibles y reversibles como el "artisteo", el glamour y hasta una cierta sofisticación.

Resulta patético ver como los jóvenes y no tan jóvenes reproducen como resultado de tan pesada influencia esquemas impropios buscando encontrar en ellos un cierto acomodo a veces no tanto por una opción personal como si en demanda de la aprobación y el aplauso inconsciente por parte de sus inmediatamente afines. Casi al mismo tiempo que esto ocurre, resulta también la renuncia absoluta de la propia identidad. La sumisión a lo común y al habito convencional, lo cual y sobre el papel contradeciría la autenticidad y hasta la cuanto menos supuesta afirmación personal y hasta social que algunos de estos mismos dicen encontrar en el rock como forma de expresión no sólo artística sino del todo global. Un
error inducido al que conviene hacer frente haciendo uso de mensajes que contradigan el curso de la opinión dominante. Mensajes que pongan en duda e incluso sonrojen a quienes hacen constante bandera de la ilusión unas veces química otras etílica, pero en cualquier caso falsa, y que supongan un gesto sólido y firme ante lo cotidiano.

Contradigo por tanto la relación absoluta que algunos pretenden hacer entre las drogas y el rock. Me opongo a tal equiparación por ser no sólo inexacta sino claramente interesada en un sentido que sólo puedo calificar como negativo y perjudicial. No concibo la posibilidad de plegarse al sin sentido de los más nocivos mensajes lanzados por parte de algunas estrellas, verdaderas unas y otras que más quisieran serlo en medio de este gran timo que es no es tanto el rock como si el negocio que se ha venido generando en torno al mismo.

No admito el aura de ilegalismo con el que algunos pretenden arropar sus conductas cuando sus gestos no tienen nada de irreverente, por supuesto nada de reivindicativo y absolutamente todo de superfluo, por utilizar una palabra amable. Por tanto, no tolero la confusión y la equivalencia que dentro de este mundo muchos, la mayoría, se empeñan en establecer entre drogas y diversión, entre alcohol y ocio, y menos aun entre radicalismo y autodestrucción.



20 de noviembre de 2012

Crónica de Vita Imana, Sala Cats (Madrid), 17/11/2012



Desde bastantes días atrás del concierto, todos o casi todos, los que fuimos a la Sala Cats nos imaginábamos que eso iba a ser una masacre de Groove metal tribal y que nadie podría salir indiferente de allí, pero resultó que Vita Imana superó todas las barreras imaginables la noche del 17 de Noviembre. La apertura de puertas fue a las 20:00 horas, de manera progresiva la gente iba llegando hasta la hora de la verdad, a las 21:30 horas el lugar estaba prácticamente lleno para dar el recibimiento al grupo. Los madrileños iban a tocar al completo su último disco “Uluh” para finalizar la gira del 2012.

           Todos los allí presentes estábamos impacientes del inicio de la fiesta y la gente no paraba de corear el nombre de la banda, el primer subidón se inició con la intro “11°19'N 142°15'E”, seguido de “Animal”, “Crudo Invierno” y “Corpus”. Un despliegue brutal de energía y rabia de los músicos para empezar que no decaería en ningún momento. En las caras de los miembros de Vita Imana se veía que nada podía salir mal y que tanto para ellos como para su público sería una velada para el recuerdo.


                           Javier Cardoso con el público.
                           Foto: Unlimited Rock Magazine


A continuación dieron un repaso bastante extenso de temas de su anterior disco, “En otro lugar”. Los temas fueron “Nada por ti”, “Oculto”, con “Gondwana” la locura explotaba en la sala, “Cuando despierta”, “Taikos I”, “Nunca”, “Sistema nervioso”, “Parásito”, “El Edén” y con “Paranoia” se cerraba la primera parte del concierto dejando el listón jodidamente alto. La cara de emoción del vocalista, Javier Cardoso, era inevitable en él y estuvo en contacto de manera constante con el público, chocando manos y puños, abrazos, miradas de complicidad, pasando el micro, etc. Los guitarristas, Román García y Puppy, y el bajista Pepe Blanco, parecían estar en una nube de felicidad. La percusionista Míriam Baz y el batería Daniel García, golpearon los parches a placer de todos. Agradecieron sin parar el apoyo del público y Javier dedicó unas palabritas a la iglesia y a los explotadores.


              Puppy durante el concierto.
              Foto: Unlimited Rock Magazine


El segundo bloque del concierto recuperaba los temas de “Uluh” y volvía el grupo de una manera salvaje con las colaboraciones de Molly y Luis Tárraga de Hamlet en “Romper con todo”. Todos los allí presentes, y primero el propio Molly, nos quedamos alucinados de la que habían liado en un momento. Antes de llegar a la recta final, las protagonistas fueron las guitarras acústicas en “Origen” y en “11032011 (Taikos II)” acompañando a la batucada. Unos minutos bastante intensos antes de dar paso a los últimos disparos.

Las últimas ráfagas de metralla fueron “Quizás no sea nadie”, “Cráneo” y “Un nuevo sol”, personalmente, esta última canción la mejor de toda la noche y de su repertorio. Después de la última parada del grupo, la última bomba en explotar sería la canción que lleva por nombre el título del último disco, “Uluh”. Un temazo que será muy difícil volver a disfrutarlo en directo por su larga duración.


                                 Javier Cardoso.
                                 Foto: Unlimited Rock Magazine


Vita Imana terminaron después de una hora y tres cuartos de una actuación de metal que será inolvidable, donde apenas existieron errores y simplemente los elogios para ellos son los protagonistas. Hay que destacar sin lugar a dudas que con la actitud y calidad de esta gente podemos tener por seguro que la música no está muerta y que en la Península hay una escena muy buena.

Crónica de Deez Nuts, Sala Ritmo y Compás (Madrid), 18/11/2012



Madrid sería la primera parada de Deez Nuts en el “Iberian Tour 2012”. Junto a ellos como teloneros estaban Trial Of Mankind y Dirty Habits. Me equivoqué pensando que los australianos iban a reventar la Sala Ritmo y Compás, no muy difícil de llenar por su tamaño. Pero visto lo visto, no me extraña que la sala estuviera medio vacía.

Su actuación fue totalmente correcta y la sala gozó de buen sonido, pero nada más positivo se puede decir. El “rollito hardcore guay-chungo”, autóctono de los EEUU, extendido por todo el mundo y muy de moda en España en estos últimos años, ya aburre y cansa en exceso. Casi cualquier escena está saturada, pero la denominada “escena hardcore” y sus diferentes variantes está más que agotada de bandas que intentan ir de pseudopandilleros sin ningún tipo de contenido y de poca calidad, pero con notoriedad como para girar de manera internacional. Sobran este tipo de grupos a lo Your Demise y se necesita seguir el camino de gente como Sick Of It All, Black Flag, Gorilla Biscuits, etc.

El concierto tampoco entusiasmó demasiado a los que quizá tenían más ganas de verles, el público hasta los últimos temas se mostró frío ante las poses incesantes del cantante, finalmente se activó con “Rep your hood” y sobre todo con la última, “I hustle everyday”. Destacaron temas como “DTD”, “Go Veg” y “Sex Sells”, por mencionar algo. Para rematar, el concierto duró media hora escasa, lo que supuso que finalmente ir a ver a Deez Nuts saliera caro y una pérdida de tiempo.

Viendo como está el patio, no sé hasta qué punto interesa traer a este tipo de bandas cuando en la Península tenemos grupos de mucha calidad que tienen una trayectoria y no encuentran el reconocimiento que se merecen.