El
pasado sábado 18 de octubre, en la sala Excalibur, fue el último concierto de
Darkness By Oath en Madrid, para el que contaron con Slups como teloneros.
Slups se
subieron con su mal genio a las tablas para demostrar cuánta violencia sigue
dando el puro death metal a la vieja escuela. El batera, Charlie, es de esos
que rara vez paran quietos, y que densifican los ritmos a elevados tempos que
tan característicos son en este género. Puede decirse que él, junto con el
guitarrista Mario, eran los que más energía transmitían, estando el resto más
quietos de lo que el directo exigía, de acuerdo con mi criterio. La ejecución
estuvo bien, salvo un par de deslices que hubo, y el sonido fue decente, aunque
mejorable. Una ligera desafinación en las guitarras no ayudó demasiado. Por lo
demás, todo un despliegue de brutalidad, tal y como prometía el evento.
Darkness
By Oath, por su parte, demostraron de qué pasta musical estaban hechos: el
batería era un reloj del skank y del blast beat (aunque, rígido como una
piedra, fue menos carismático que el anterior), las guitarras y el bajo
clavaban sus líneas nota a nota… Ahora bien, a pesar de que los guturales del
vocalista me encantaban, los agudos que hacía no pasaban de ser un falsete
malsonante que me hacía daño en los oídos, especialmente con lo buena que era
la base musical sobre la que los soltaba. La puesta en escena tampoco fue nada
del otro mundo, destacando si acaso en ella el bajista, que se dejó el cuello
haciendo headbanging. Un grupo que,
en definitiva, pasó sin pena ni gloria por el escenario: fue entretenido, pero
no les echaré de menos.
Texto: Rafael Aritmendi López
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