En
agosto de 2014 salía a la venta el decimocuarto álbum de Accpet, la exitosa
banda de heavy metal de Solingen, Alemania. Se trata además del tercer disco
bajo la voz de Mark Tornillo, el nuevo cantante que pasó a engrosar las filas
de Accept tras la salida de Udo Dirkschneider. La nueva formación de la banda a
finales de 2009 no convenció a los históricos fans tras la salida de Udo, quien
fue el verdadero espíritu del grupo durante más de 30 años.
Sin embargo, desde entonces, Accept ha editado tres discos, Blood of the Nations (2010), Stalingrad (2012) y el recién estrenado Blind Rage (2014). Lejos de cambiar su estilo, Accept ha ido retomando a sus raíces, las más puras del heavy de los ’70 que los encumbró a la fama. La buena recepción en ventas y el éxito en los conciertos de los últimos tres años auguran un buen futuro para Blind Rage.
En
general, lo que más destaca del último disco, es su equilibrio. Desde temas
como “Stampede” o “Dying Breed”, que recuerdan a los clásicos de hace décadas,
a otros no tan cañeros como “Fall of the Empire” o “Wanna Be Free”, que podría
llegar a considerarse lenta y melódica. Otras, como “Trail of Tears” son
tremendamente rápidas y sus estribillos a mitad del disco hace que no
experimentemos altibajos con unas canciones y con otras.
En “Bloodbath
Mastermind”, los guitarristas Herman Frank y Wolf Hoffmann demuestran su
maestría bajo las cuerdas con unos frenéticos solos. Las dos últimas canciones
del álbum son a mi modo de ver perfectas y redondas para terminar. Volviendo al
clásico estilo de una penúltima más lenta y relajada y terminar con una más
melódica y rítmica, siempre augura éxito. “Final Journey” es uno de los tracks
más pegadizos y movidos de Blind Rage.
La
portada, con un toro rojo expulsando fuego, fue realizada por Daniel
Goldsworthy, quien tiene un amplio historial como dibujante de portadas de
grupos heavys.
Entrevista
a Daniel sobre la portada de Accept: http://www.acceptworldwide.com/2014/04/interview-with-daniel-goldsworthy-blind-rage-artist/
Reseña
realizada por Antonio Sanz Egea
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