Tercera edición del Rivas Rock
y segunda vez que asistimos como medio acreditado. En sólo tres ediciones ya se
ha podido apreciar la evolución positiva de este evento que pese a ser
“pequeño” en despliegue de medios, no tiene en nada que envidiar a los grandes
festivales estatales de similares características y de tres días. Además,
contando que mucha gente aún sigue de resaca del Viña Rock que se celebra dos
fines de semana antes, pero esto parece no afectar el resultado final de esta
fiesta que fue Rivas Rock 2016.
Una de las mejores cosas que
ha podido hacer la dirección es mejorar todos esos problemas que afectaron a la
edición del año pasado, mejorando la calidad del sonido notablemente. En lo que
respecta al buen desarrollo del evento, una organización de sobresaliente y una
vez más contamos con unos precios de las bebidas de lo más razonables. Lo que
ya no estuvo tan bien fueron la banda o bandas organizadas que actuaron con
total impunidad durante el jaleo de los conciertos robando a los asistentes e
incluso llegando a rajar mochilas. Lo grave es que no les pasó a una o dos
personas, fueron decenas y decenas de afectados los que sufrieron los robos,
como buenamente pueda el festival para 2017, que tome alguna medida porque esto
va a seguir.
Entrando ya en materia, el
ambiente desde el inicio ya era notable. El año anterior la gente con los dos
primeros grupos se lo tomó con mucha más calma pero la despedida de los
escenarios de Envidia Kotxina animó
a muchos a estar ya dentro del recinto del Auditorio Miguel Ríos. Actuación
como siempre suelen dar estos músicos, directa y desprendiendo calidad sin
parar. Sonaron compactos y realizaron un repaso a todos sus discos, alguna
canción se echó en falta, pero lo dieron todo en su hora y poquitos minutos
sobre el escenario. Una verdadera pena que lo dejen, esperamos que sea una
retirada temporal porque son una de las mejores bandas de punk de este puto
país.
El siguiente turno fue para
los madrileños Habeas Corpus que el
paso de los años no les está haciendo en nada justicia. El paso del tiempo que
en vez de encumbrar a estos músicos donde se merecen, parece irles relegando a
una posición secundaria en los festivales del estado. Cuando nacieron fueron
pura innovación para la música del país y mamando de distintas influencias se
han trabajado un estilo propio y variado que sólo Habeas Corpus sabe hacer. Sin
olvidar alguno de sus temas más melódicos de su última etapa, su actuación se
basó en temas cañeros y salvajes de siempre y elegir esta opción fue la más
acertada. Mars, Chifly, Víctor e Iker estuvieron impecables, como suelen
acostumbrar.
Con El Último Ke Zierre el festival y el público ya funcionaban a pleno
rendimiento, esta situación duraría hasta la conclusión final del evento. Con
un recinto a reventar de gente, la locura era la reina entre el público y la
dinamita comenzaba a explotar. Desde hace unos años, los valencianos parecían
haber tomado el camino de la comodidad e incluso de la pasividad en sus
actuaciones, sobre todo por parte del líder y vocalista, “El Feo”. Era verlos y
se generaba indiferencia o incluso uno se decía así mismo “para el próximo
festival, paso de ir a verlos”. Pero últimamente esto ha cambiado y vuelven por
los caminos de antaño y sus directos vuelven a ser de asistencia obligatoria. Sonaron
increíbles y el despliegue carismático por el escenario de Rober “El Feo” fue
de aplaudir. Dieron un repaso a su ya extensa discografía, sin olvidar el
material nuevo.
Si con El Último Ke Zierre el
Auditorio Miguel Ríos estaba hasta arriba, en el turno de Gatillazo el ambientazo que se respiraba no se podía describir con
palabras. Aún quedaba mucho Rivas Rock 2016 cuando saltaron al escenario
Evaristo y los suyos, pero en todo el mundo se veía una satisfacción increíble
y cualquiera podía afirmar que estaba ante el mejor Rivas Rock de las tres
ediciones. Los pistoleros de Salvatierra son los reyes del punk en “Españistán”
y hasta el día que Evaristo diga “hasta aquí hemos llegado”, seguirá siendo
así. Pasan los años y no es que mantengan el nivel, es da la sensación que
siguen creciendo como grupo cuando ya no tienen nada que demostrar a nadie.
Despliegan un sonido cojonudo, parecen jodidas estrellas del punk que no tienen
en nada que envidiar en calidad a grupos míticos del rock internacional de toda
la vida. A nivel instrumental son simplemente punk cañero y directo, pero joder
que calidad y Evaristo físicamente los años le van cascando, pero como cantante
tiene una presencia que hace pequeño el jodido escenario. Son historia de la
música de este país, el día que falten, nos habremos quedado huérfanos.
Y cuando parecía imposible
mejorar el panorama de ese día, llegaba otro de los momentos cumbres y que será
recordado, la presencia por fin en tierras madrileñas de los vascos Soziedad Alkoholika. Tras ser no sé
cuántas veces censurados en la capital, por fin llegaba el día de poder
disfrutar de esta mítica formación de metal, al menos dentro de la Comunidad de
Madrid. Todo el cartel era genial, pero ha costado tanto el poder volver a
verlos por aquí que mucha de la asistencia al festival fue única y
exclusivamente para ver a los de Vitoria. La emoción salía por la piel de cada
asistente y de principio a fin todo el público saltó, movía la cabeza,
levantaba los brazos y los puños. Hicieron lo de siempre, pero joder, lo hicieron
como si fuera la primera vez que uno les ve. Caía temazo tras temazo, sin
piedad y sin parar, con “Piedra Contra Tijera” todo el auditorio se puso patas
arriba. Como siempre hacen, cerraron con “Nos vimos en Berlín” y dejaron una
sensación de haber estado cuarto de hora en vez de hora y diez minutos, pasó
volando literalmente. Enormes, no me quiero imaginar cuando toquen en Madrid
ciudad, prepararos porque iba a estallar la revolución.
Para que la adrenalina
siguiera viva y la fiesta continuara llegaban ya unos clásicos en cualquier
festival del estilo, los madrileños Boikot.
Pasan los años y joder cómo pasan, pero los de Vallecas cada vez que saltan
sobre las tablas para dar un concierto, parecen los mismos chavales que se
hicieron grandes en los años 90. Atrás quedaron sus directos con un carácter
más punk rockero para dar paso a conciertos más fiesteros y bailables con su
peculiar estilo de ska punk. Hablando de ska y punk, contaron con la
colaboración de un maestro en esos estilos, con Pipi de Ska-P y The Locos. Es
absurdo hacer un listado de todos los temas míticos que interpretaron, tienen
tantos que alguno siempre se echa en falta. Que sigan así, inmortales con el
paso del tiempo.
El cansancio pasaba factura y
bastante gente decidía ir abandonando el recinto, tanto por el fresco que
comenzaba a hacerse evidente o que el metro cerraba y algunos su cuerpo les
pedía descanso. Pese a esto aún quedaba gente dispuesta a cerrar el festival
con Sínkope. Como los anteriores
artistas de la jornada, Vito y los suyos no pueden recibir suficientes
calificativos positivos, tanto por su carrera musical como por la calidad de
los directos. Con su propio estilo de rock urbano, o como lo definen ellos,
rock rural, desgranaron sus carismáticas y personales canciones que llenan el
pecho de los seguidores de la banda. Broche final mágico para un evento que
marcó de manera extraordinariamente positiva a todo el mundo.
Para ir finalizando esta
crónica vamos a hablar de esos grandes puntos positivos que han hecho de este
Rivas Rock una cita imprescindible de aquí a futuras ediciones, pero queremos
hacer hincapié en un aspecto bastante lamentable del que nadie culpa a la
organización. Durante las actuaciones de Soziedad Alkoholika y Boikot, se
produjeron decenas y decenas de robos por parte de profesionales, lo de
profesionales lo decimos porque con todos los afectados que hablamos ni una
sola persona se dio cuenta de nada mientras perdían móvil, cartera, abono
transporte, etc. Sucesos lamentables que jodieron un gran día a muchos, estar
atentos todo el tiempo a vuestras pertenecías siempre, aunque el alcohol sea
vuestro líder en ese momento. Puedes pasar de estar en una nube a en pocos
segundos… estar bien jodido.
Pero bueno, no queremos cerrar
con pesimismo. La filosofía de este festival, si la mantienen, les garantiza
futuro para unos cuantos años. Tanto la fecha que suele ser a mediados de mayo,
girando en torno al día de San Isidro, como la localización del lugar y las infraestructuras
del evento, hacen de la experiencia un lugar agradable y cómodo. Los precios de
las bebidas totalmente acertados e invitan a consumir sin pesarte el precio en
exceso. Otro acierto es la selección de siete bandas de primerísimo nivel con actuaciones
similares en tiempo y con breves descansos entre grupo y grupo que no se hacen
pesados. La puntualidad fue para quitarse el sombrero, la única pega que alguno
de los grupos se quedó un poco corto y no cumplieron esa hora y diez minutos
para cada artista que quedaba un poco ajustada cuando lo normal es verlos hora
y media casi siempre a este tipo de bandas.
Conclusión final, Rivas Rock
2016 fue un sobresaliente y si no hacen experimentos raros el evento año tras
año lo va a reventar. Nos vemos en Rivas en mayo de 2017.
Texto: Adri 69
Fotos: Nacho Criado
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