Día 20 de Junio de 2019. Todo
parece perdido, reina la paz y la armonía frustrada de un mundo que gira sin
sentido y sin remedio. ¿Está todo perdido? No, una aldea gala resiste en mitad
del ordenado caos y presenta singular resistencia. Esa aldea se llama Clisson,
y su singular resistencia frente a la desidia, Hellfest. Festival que, por
decimotercer año consecutivo, volvía a congregar a los más fieles metalheads de
Europa y como no, a las mejores bandas del panorama internacional. 4 días de
desenfreno musical, con las más grandes leyendas del puto rock. Ave Hellfest,
los que van a morir, te saludan.
Día 1 de campaña. Este año,
los mejores auspicios se vieron superados cuando a finales de año, nos
enterábamos de que, como regalo, los fieles legionarios de Hellfest nos
encontraríamos también agasajados con el Knotfest, que, a modo de apéndice,
hacia la función de 4º día de festival a un módico precio.
– Buah! Slipknot, Rob Zombie,
Papa Roach… ahora sí que es un cartelón.
Comentaba un servidor por esas
fechas. Y verdaderamente, no decepcionó.
A modo de inciso y antes de
meternos en el barro, ruego a los lectores que disculpen lo inabarcable de la
crónica de la totalidad de grupos embarcados en tan enorme navío musical. Lo
que viene a continuación es una selección completamente subjetiva y a veces,
incluso casual de los acontecimientos vividos entre el 20 y el 24 de junio.
Aeropuerto Madrid Barajas
Adolfo Suarez y otras chorradas. Vía aérea tomamos el primer avión de la mañana
destino Nantes, repleto de metalheads engalanados con sus mejores camisetas.
Saludos y demás. En la puerta del aeropuerto
nos espera un autobús lanzadera que nos lleva directamente al festival.
Preparación y colocación de tiendas y primer paseo al supermercado. Hay que
mantener a las tropas bien hidratadas.
Como alimento, el primer plato
de la tarde nos lo sirven algo frio, y no demasiado bien presentado. Una de Amaranthe. Un estilo que bien cocinado,
puede funcionar, pero que en esta ocasión se quedó muy distante del nivel que
exigen estos acontecimientos. La propuesta eurovisionera no llegaba y el acting
sobre el escenario del grupo, no llegaba. Demasiado sobreactuado, demasiado refrito.
Pasado. Para rematar se les coló la guitarra de la prueba de sonido de
Ministry, en el escenario contiguo. El cabreo de los protagonistas, monumental.
Para mí, lo mejor del espectáculo.
Seguimos con Ministry. Con media hora de retraso se
presentan en la platea, quien sabe si tras algún intercambio de opiniones con
los anteriores protagonistas. Un show más templado que el anterior, ahora sí
podíamos ir abriendo boca, aunque aún se notaba que la cocina no estaba a pleno
rendimiento, no. Eso sería después. De momento pudimos catar algún bocado
bastante decente como el ‘’Jesus Built My Hotrod”. Al menos yo, estaba deseoso
por hincarle el diente a ese clasicazo en directo.
-Vamos a por unas birras y
tal, que luego va a estar jodido.
-Venga dale, que yo para Rob
Zombie quero estar calentito.
Pertinente excursión de avituallamiento al camping y vuelta. Que me disculpen los incondicionales de Behemoth, pero en algún momento hay que empapar el gaznate y no está la economía como para sostenerse a base de birras del festival. Desde la zona de prensa, alcanzamos a ver los últimos compases del concierto de los polacos. Su estilo es inconfundible, la propuesta estética funciona a las mil maravillas y cuentan con miles de seguidores que abarrotan el mainstage.
Pertinente excursión de avituallamiento al camping y vuelta. Que me disculpen los incondicionales de Behemoth, pero en algún momento hay que empapar el gaznate y no está la economía como para sostenerse a base de birras del festival. Desde la zona de prensa, alcanzamos a ver los últimos compases del concierto de los polacos. Su estilo es inconfundible, la propuesta estética funciona a las mil maravillas y cuentan con miles de seguidores que abarrotan el mainstage.
De pronto un sabroso olorcillo
se cuela en el aire. Han encendido el horno. Parece que los platos principales
van a ir saliendo de inmediato. Una luz se prende en el
Mainstage. Los asistentes salivan con gusto cuando hacen su aparición los
americanos Papa Roach. Al contrario
que otro tipo de ‘’papas’’ el humilde redactor jamás había probado las excelencias
culinarias de estas. Y vaya si lo hizo. Desde el primer minuto los
californianos pusieron toda la carne en el asador, haciendo las delicias del
respetable con temas como ‘’HELP’’, ‘’Last Resort’’ o ‘’Between Angels and Insects’’. Un show de
esos que calientan al público y lo impulsan con energía para el resto del día.
Un sabroso bocado de esos que te sientan en la mesa irremediablemente deseoso
de más.
Como contraste perfecto
hicieron aparición Powerwolf, un
plato frío, casi gélido, pero con mucho gancho, que supo conectar perfectamente
con el público francés, sin ofrecer grandes novedades, pero muy comunicativos,
dirigiéndose continuamente al público en francés y ganándose la confianza de
todos. Tirando de oficio y presentando un espectáculo más que decente. Y claro,
“We drink your blood’’ es y será siempre, un ingrediente de buen gusto en
cualquier menú donde sea incluido.
Turno de Sabaton, la tarde va
dejando paso a un cielo purpúreo anunciando que la noche se aproxima.
- Oye tío, ¿Nos hacemos una última excursión a
por birra? Quedan todos los platos fuertes y no quiero que se me hagan bola…
Vuelta al camping, al fin y al
cabo, Sabaton son unos viejos
conocidos y uno no puede arriesgarse a ver seco, lo más potente de la noche.
Volvemos justos para ver el final de Amon Amarth, pero, y de nuevo ruego me disculpen, me pudo mi preferencia por Rob Zombie, a quien vi en Hellfest hace 2 años y desde entonces es probablemente mi debilidad absoluta a menos, en lo que a directos se refiere. Por supuesto, tenía que llegar a las primeras filas, donde los pogos y demás abundan. Finalmente llegué a las primeras líneas abarrotadas de fieles del americano, igualmente expectantes.
Volvemos justos para ver el final de Amon Amarth, pero, y de nuevo ruego me disculpen, me pudo mi preferencia por Rob Zombie, a quien vi en Hellfest hace 2 años y desde entonces es probablemente mi debilidad absoluta a menos, en lo que a directos se refiere. Por supuesto, tenía que llegar a las primeras filas, donde los pogos y demás abundan. Finalmente llegué a las primeras líneas abarrotadas de fieles del americano, igualmente expectantes.
Y no era para menos. Rob
Zombie, tiene para mi gusto el mejor directo de cuantos se presentaron en el
apoteósico escenario de Hellfest. Aúna perfectamente la perfección en el
sonido, con la estética. Un plato de mucha altura, perfectamente presentado,
perfectamente cocinado. Un artista mayúsculo, un director que aplica todo su
arte en los directos, un chef consagrado que hace de su cocina un arte. Porque
la temática o el estilo, pueden ser discutibles y abiertas a valoración
personal. La ejecución de los directos y el planteamiento de estos, no. Y es que,
en esto, es siempre, excelente. No hubo excepciones. Entre tantos himnos,
cabría destacar ‘’Living Dead Girl’’, ‘’Dead City Radio’’ o el clásico
‘’Dragula’’, pero mención aparte también a su versión de ‘’Blitzkrieg Bop’’ o
el solo de guitarra de John 5, que demostró la altura del equipo a los más
escépticos. ¡Joder tío, que bolazo! El cabrón no falla
nunca.
Totalmente exhausto tras el
concierto el cuerpo pedía una parada rápida antes de Slipknot y así fue, excursión
de necesidad al camping, entre la multitud y vuelta al Mainstage, esta vez con
el cuerpo más descansado y los vasos menos vacíos. Como colofón a un banquete
suculento, hacía entrada el postre. Que resultó justo y supo saciar de manera perfecta
a todos los que allí nos congregábamos. Los de Corey Taylor nunca decepcionan y
no fue esta la ocasión. Un show de Slipknot
por todo lo alto, a nivel de montaje y también musical. Dándolo todo durante
las casi 2 horas de duración con temazos como ‘’Psichosocial’’, ‘’Duality’’ o
‘’Spit It Out’’. Gran esfuerzo de los americanos, que no se dejaron nada y nos
deleitaron con una receta deliciosa. Con esto, vuelta al camping; aún quedaban
muchos platos fuertes en esta orgia culinaria digna de los más exigentes
paladares.
Texto: Mario Velasco
Fotos: Hellfest
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